Erase una vez una valiente princesa
que nació con armadura puesta
y un escudo de coraza de dragón,
manejaba la espada hábilmente
y nunca temía ser atacada por despiadadas
criaturas.
La educaron para cuidar de su reino
Le enseñaron a cuidar de ella por si sola
La entrenaron para defenderse
y para defender a los que así lo necesitaran.
Por lo regular se le veía sola en su castillo
Casi siempre solitaria y pensativa
las personas o le respetaban o le temían
pero nunca le conversaban nada.
Era alguien ocupada en muchas artes
La lectura, la escritura, lenguas,
manualidades, artes de guerra,
era imposible verla ociosa,
e inmóvil.
Ella pensaba que era feliz
sentía que no le faltaba nada
y así fue en toda su niñez y
adolescencia.
Muy pronto aprendió a no confiar,
a no mostrar todo lo que sabía,
y mucho menos sus debilidades,
su gran escudo de coraza de dragón
tenia puntos débiles, y sus enemigos no
debían conocerlos, todo por el bien de su reino.
Cabalgando alrededor de su castillo de cristal
custodiando sus dominios un día cualquiera
conoció a un joven príncipe
que le pidió confiar en él
y aunque nunca lo había hecho
así fué.
Confiaba en él ciegamente
y con ello él le había prometido lealtad
era su acompañante en ese castillo tan vacío,
le estaba regalando alegrías que ella no
había conocido.
Y le ofreció el conocimiento de su armadura,
de su escudo, de su poder,
le hizo saber como se le había conferido
y le confió sus mas íntimos secretos
de su reino y sus batallas ganadas a él.
Ella no sabía que solo quería apoderarse
de su reino, de su castillo de cristal,
de su escudo y su impenetrable armadura.
Ella no sabía que las promesas
de un rosal confeccionado por el mismo
en su castillo era una promesa vacía,
una mentira.
Y una noche todos sus temores
se hicieron reales,
todas las advertencias de su conciencia
se hicieron presentes,
el príncipe le había traicionado,
le había robado su armadura,
su escudo, y había dejado roto
su castillo de cristal al no poder poseerlo.
La dejo sola, la dejo sin armadura,
y la dejo rota en su castillo de cristal,
pero lo que él no sabía es que
el poder que ella poseía venía de su
interior, de las largas horas de práctica,
estudio, dedicación y amor por su reino.
Ella se levantaba cada mañana para protegerlo
y cada mañana así seria, con armadura o sin ella,
ella protegería su reino, no importaba como
la juzgaran, o como actuaran con ella,
ella seguiría siendo siempre la princesa
del castillo de cristal.
LANDYARETH
